A lo largo de los siglos en los que se desarrolló el Renacimiento – siglo XV y XVI aproximadamente – no solo la ideología se esparció por el continente europeo, sino que, al igual que con el Gótico, se desencadenó una competencia entre los países en el desempeño de las artes que impulsó enormemente el enriquecimiento cultural de cada uno y llenó este período de personajes celebres y maravillas del arte.
Siendo Italia el escenario principal de este movimiento, puede ser un poco difícil saber de cómo se dio esta manifestación artística en otros países y quienes fueron sus principales representantes, así como cuales son las características que distinguen a cada región o escuela. Es por lo que en esta ocasión queremos compartir unas breves descripciones de cómo fue el Renacimiento en diversas partes de Europa, qué se hizo y quienes destacaron. .
Renacimiento Flamenco
Posiblemente el más distinto entre las manifestaciones que se desencadenaron en el continente durante el periodo renacentista. Mientras que los artistas en Italia estaban experimentando con una consciente búsqueda de la belleza desde el Humanismo, en Países Bajos – donde se desarrolló principalmente el estilo flamenco – los artistas aún concebían el arte como una manifestación religiosa. La suma elegancia de la forma y la correcta expresión del mensaje eran las prioridades, a su vez, la sobriedad y las atmósferas frías permanecían presentes.
Pero, aunque este arte recibe el nombre de “primitivismo flamenco” a menudo, la realidad es que gozaba de un rico desarrollo, siendo descendiente de movimientos que brillaron en el norte de Europa como el Gótico. El arte flamenco obtuvo su crecimiento de la mano de grandes artistas que, si bien no poseían el mismo enfoque de los creativos e ingeniosos italianos, brillaron desde su propia curiosidad y capacidad de estudio, desarrollando también un fructífero interés por la perspectiva.
Uno de sus principales aportes fue la pintura al óleo, si bien no fueron quienes la crearon, tuvieron un papel esencial para la consolidación y difusión de esta técnica a lo largo del continente, mientras que, de manera simultánea, las técnicas del temple y el fresco seguían siendo las principales en Italia.
Algunos de sus principales representantes son:
Jan van Eyck, Rogier van der Weyden, Hugo van der Goes, El Bosco y Pieter Brueghel El Viejo.
Renacimiento Alemán
Con mayor influencia italiana, el Renacimiento alemán o del norte, a menudo era confundido con el arte flamenco de Países Bajos, aunque en formas y tratados era evidentemente cercano al arte italiano.
Así como los flamencos aportaron la técnica del óleo, los alemanes también se encargaron de popularizar una técnica que, aunque no fue una invención propia, sí dominaron exitosamente, esta técnica es conocida como el grabado. Las detalladas planchas de madera grabadas con enorme maestría llevaron a artistas de gran talento como Albert Dürer a la fama internacional.
A diferencia del Renacimiento italiano, el alemán no significaba el renacimiento de los antiguos valores clásicos, pero sí compartían la idea del renacer del individuo, este como el centro del universo y el descubrimiento de la voluntad. De tal forma, el arte alemán no se centró tanto en la belleza de las proporciones, sino en la búsqueda de la expresividad y profundidad en el mensaje. Esto se puede apreciar en la carga semiótica y psicológica en algunos grabados de Dürer, así como en lo conmovedor que llegó a ser el tema del paisaje trabajado por Altdorfer.
Algunos de sus principales representantes son:
Stefan Lochner, Albert Dürer, Grünewald, Lucas Cranach y Albrecht Altdorfer.
Renacimiento Español
En España el Renacimiento fue algo distinto, comenzando por su aparición. Mientras que en otros países este movimiento no tardó en esparcir la influencia italiana desde el siglo XV, este llegó a la península ibérica para el XVI. Hasta entonces, seguía predominando el estilo flamenco del gótico en el país.
La pintura religiosa fue altamente predominante en el Renacimiento español, siendo prácticamente el único tema representado, y aunque si existían retratos, estos pertenecían en su mayoría a la corte. Las pinturas de otros temas como la historia, la mitología o las alegorías eran escasos y ocasionales.
El siglo en el que estuvo vigente este movimiento suele dividirse en tres periodos. La llegada de Renacimiento significó la integración de influencias italianas en combinación con las características del estilo flamenco ya muy bien sembrado en el arte del país. En el primer tercio del siglo la principal influencia italiana es la pintura de Leonardo da Vinci, pero también se encuentra en el manejo de la perspectiva, la luz y las formas. Durante el segundo tercio, la influencia de Rafael sustituyó la de Leonardo, sin embargo, ya se empezaban a ver características del manierismo temprano, como el alargamiento de las figuras y ciertas tendencias que anticipaban el tenebrismo. Para finales del siglo, cambia la influencia de Rafael por la de Miguel Ángel, pero esto crea más inclinación hacia el manierismo, las figuras no solo se alargan, también presentan más frialdad y distanciamiento, entonces, durante este último tercio aparece El Greco, uno de los presentantes más conocidos del Manierismo.
Algunos de sus principales representantes son:
Pedro Berruguete, Juan de Juanes, Luis de Morales y Alonso Sánchez Coello.
Renacimiento Francés
Por otra parte, el Renacimiento llegó poco antes a Francia que a España, apareciendo en los últimos años del siglo XV y adoptando las influencias italianas con mayor rapidez. Otra diferencia entre estos vecinos sería la división de este período, teniendo 4 etapas el Renacimiento Francés.
La primera etapa se caracterizó por ser una transición entre el Gótico y el Renacimiento, aunque se integraron modelos y formas italianas, las influencias flamencas del gótico como el cuidado por el detalle y la minuciosidad permanecieron. Destacaron retratos y manuscritos iluminados con gran habilidad y búsqueda de realismo. Realmente no hay una gran diferencia entre las características de esta etapa y la segunda, denominada Renacimiento Inicial, donde también destacaron elementos del Gótico Internacional y el Quattrocento.
Influenciada por el arte del Cinquecento italiano, la etapa del Alto Renacimiento en Francia también tuvo más visiones del Manierismo, sin embargo, la pintura religiosa no fue tan importante como la histórica dentro de la jerarquía de géneros que influyó en ese momento. A su vez, surgió un grupo de artistas que se dedicó a realizar arte decorativo para el palacio del rey Francisco I, dicho grupo fue conocido como Escuela de Fontainebleau, terminando con su desarrollo en 1570 aproximadamente, su estilo sería retomado para finales del siglo.
La cuarta etapa, conocida como Bajo Renacimiento constó en la formación de la Segunda Escuela de Fontainebleau, cuyos artistas reunió el rey Enrique IV y encargó de la decoración de sus palacios. La inclinación por la decoración comenzaba a llevar el arte del reino de Francia hacia un rumbo lejos del Renacimiento y el Manierismo, aunque en el norte del país si se desarrolló un Manierismo Tardío.
Algunos de sus principales representantes son:
Jean Fouquet, Jean Clouet y Jean Perréal.
La propagación de la influencia renacentista italiana a lo largo del continente europeo ciertamente alcanzó a varios países y artistas. Las escuelas italianas y sus representantes tuvieron tal fama, que una sola podía ser estudiada durante años por más de un país, por lo tanto, próximamente dedicaremos un artículo a las escuelas más prolíficas del más famoso entre los renacimientos, el italiano.
Si disfrutaste de este artículo, te invitamos a leer también Conceptos básicos de la pintura Renacentista, en caso de que te lo hayas perdido.
Fuentes: Mi Historia Universal, Historia del arte, HiSoUR.