Un nombre que se repite en la biografía de varios artistas europeos y americanos de los 40’s y 50’s es el de Peggy Guggenheim. La mención de su nombre se suele interpretar como una señal de que el artista ya está encaminado hacia el éxito, como si Peggy fuera un hada madrina cuya presencia magnificaba la carrera de los artistas que seleccionaba. Pero Peggy no se limitaba a fungir como mecenas y coleccionista; dedicó su vida a la creación de un legado con el arte que adquiría, teniendo una participación directa en la comunidad artística de Europa y Estados Unidos, moldeando indirectamente el arte de mediados del siglo XX.
Origen
Marguerite Guggenheim (1898 – 1979), mejor conocida como “Peggy”, fue una mujer judía - americana que descendía de una familia adinerada de la industria de la minería. Perdiendo a su padre en el hundimiento del Titanic, cuando Peggy cumplió la mayoría de edad heredó una importante fortuna que supo administrar de tal forma que no tuviera que trabajar el resto de su vida. Y aunque las expectativas sobre ella se limitaban a “casarse ‘bien’, y ser buena esposa y madre”, Peggy aprovechó su libertad económica para encontrar su vocación.
En Nueva York, cuando Peggy cumplió 21 años trabajó brevemente como voluntaria en una librería avant-garde donde realizaban pequeñas exposiciones de artistas locales. Fue aquí donde descubrió su pasión por el arte, y mudándose al poco tiempo a París, desarrolló el hábito de visitar galerías para aprender del arte europeo. Es en la capital francesa donde conoce a Marcel Duchamp (artista) y Herbert Read (historiador), quienes encaminan su entusiasmo por las artes hacia las vanguardias, como el surrealismo, el expresionismo y el cubismo, de las cuáles hizo sus primeras compras. Con el apoyo de éstos 2 personajes, Peggy aprende a identificar a los artistas prometedores de Europa, y casi sin planearlo, comienza a dar forma a su colección de arte.
La vida de galerista y coleccionista
En 1938, con la asistencia de Marcel Duchamp, Guggenheim abrió su primera galería en Londres bajo el nombre “Guggenheim Jeune”. Duchamp se encargó de gestionar y curar las exposiciones, trayendo a artistas como Yves Tanguy, Pablo Picasso, Vasily Kandinsky, Georges Braque y más. Pero a pesar del éxito de la galería, Guggenheim se encontró con que su proyecto estaba teniendo más pérdidas que ingresos, por lo que comenzó a trabajar en la idea de abrir un museo de arte contemporáneo. Read fue quien le preparó una lista de todos los artistas que valía la pena incluir en su colección, y comprometida con su causa, Guggenheim tuvo por un tiempo una estricta política de “comprar 1 obra al día” de los artistas de su lista hasta que, en 1941, las tensiones de la II Guerra Mundial la obligaron a regresar a E.E.U.U.
En Estados Unidos, Peggy dirigió su hambre de arte hacia los artistas del expresionismo abstracto. En un país en donde no existía una nobleza o comunidad eclesiástica que desempeñara el rol de mecenas (como aún sucedía en Europa), Guggenheim se convirtió en una de las más destacadas patrocinadoras del arte americano, impulsando la carrera de artistas como Jackson Pollock y Mark Rothko.
En 1942 inauguró en Nueva York su segunda galería “Art of this Century”, un escenario que históricamente se califica como un puente entre el arte europeo y el americano. Esto se debió a que su galería, además de exponer su colección (que, hasta ese momento, era mayoritariamente de obra europea), realizó exposiciones temporales tanto de artistas americanos como de artistas migrantes que habían huido de la guerra. Esto hizo de Art of this Century un espacio donde las vanguardias europeas y el arte americano convivían, se influenciaban y generaban el dialogo entre los miembros de la comunidad artística de Nueva York.
Vida personal
De la vida privada de Peggy Guggenheim destacan sus numerosas parejas y amantes. Guggenheim, lejos de ocultar este aspecto, lo compartía abiertamente con el público, aprovechando que su posición social y económica le permitían desafiar las reglas morales y de castidad que se les imponían a las mujeres de su época. Sin embargo, hacia el final de su vida, Guggenheim se referiría a estas parejas (entre esporádicas y formales) como una lista de fracasos o relaciones infructuosas que la drenaron emocionalmente, destacando a Laurence Vail, el padre de sus únicos 2 hijos que llegó a agredirla físicamente, y el artista Max Ernst, quién la abandonó por Dorothea Tanning, una artista que expuso en la galería de la propia Guggenheim.
Afectada por su divorcio con Ernst en 1946, Guggenheim publicó su autobiografía “Fuera de este siglo: Confesiones de una adicta al arte”, en donde además de hablar sobre su vida como coleccionista, enumeró a sus amantes. Escandalizados, su familia intentó inútilmente detener la venta de este libro, desatando la burla y la crítica de algunos medios de comunicación. Finalmente, exhausta por sus recientes fracasos personales, Guggenheim cerró su galería y se retiró a Venecia al año siguiente.
Retiro en Venecia (1947 – 1979)
En Venecia, Guggenheim continuó adquiriendo arte (en su mayoría italiano), e invitada por la ciudad, compartió su colección de arte en la bienal de 1948. En 1951 cumple su sueño de abrir un museo en su entonces hogar, el Palazzo Venier dei Leoni, un edificio inconcluso del siglo XVIII que ella había remodelado, y donde aún se exhibe su colección. Eventualmente, su constante apoyo y participación en la comunidad artística y cultural de Venecia fue premiado con una ciudadanía honoraria otorgada en 1961.
Pensando en el futuro de su museo y su colección, Peggy Guggenheim toma en 1971 la difícil decisión de trasladar la administración de su museo a la fundación de su tío Solomon Guggenheim, fundador de los museos Guggenheim. Peggy veía en su tío Solomon una persona que compraba arte únicamente para fines económicos y de inversión, contrario al cariño y admiración que ella sentía por las obras que adquiría. Pero reconocía que en la administración de los museos de su tío había una buena posibilidad de preservar su colección, por lo que donó su palacio y su colección bajo la condición de que ésta se conservara en Venecia, una decisión que, con el paso del tiempo, resultó ser acertada.
Finalmente, Peggy Guggenheim falleció en 1979 a sus 81 años, y sus cenizas se conservan en su museo.
Legado
El principal legado de Peggy Guggenheim es su museo “Peggy Guggenheim Collection” la cual alberga 300 piezas, y es considerado el museo de arte moderno más visitado de Venecia, y el segundo más visitado de todos los museos de la ciudad. Igualmente, el museo funciona como pabellón de los artistas americanos para las bienales de Venecia.
Históricamente le considera una figura clave en el movimiento del arte abstracto americano gracias a su constante patrocinio. Se señala que ella llegó a poseer al menos una obra de los todos los artistas destacados de Estados Unidos de la década de los 40’s y 50’s, y mucho del éxito y atención que recibió Jackson Pollock se le atribuye al constante mecenazgo de Guggenheim.
También se le reconoce una importante contribución a la colección de los museos de arte moderno de Estados Unidos. En sus últimos años de vida, seleccionó varias piezas de obras americanas de su colección que fueron donadas a varios museos de este país, entre esas obras, 20 cuadros de Jackson Pollock.
Fuentes: The Guardian & The Art Story