Como segunda entrega en nuestro conjunto de artículos sobre arte asiático — aquí puedes encontrar la primera parte —, en esta ocasión presentamos parte de la historia del arte chino. Dentro de lo que consideramos arte y artesanía, objetos de alfarería y metalurgia conforman la amplia historia de China, haciendo del arte de este país tan antiguo como su propia existencia.
Se considera la historia de China como una de las más ininterrumpidas del mundo, la influencia de otras culturas fue menos significativa que la influencia que esta misma tuvo sobre otras. A lo largo de esta historia, la razón e intensión que tuvo la producción de arte y objetos de este solo cambió de dirección una vez. En un principio, la producción de lo que comprendemos como arte tenía una intensión utilitaria, los objetos se produjeron con fines religiosos y funerarios, tal razón continuaría por siglos hasta la aparición de la dinastía Han. A partir de tal dinastía, el arte comenzó a tener bases filosóficas y se comenzó a apreciar tanto la producción de imágenes como la caligrafía.
Tal cambio de dirección es lo que compartiremos en este artículo de manera algo general, debido a la gran extensión del tema. En los siguientes apartados hablaremos sobre cómo se fue dando ese cambio y los aportes de diversas dinastías que estuvieron al frente de China como gobernantes.
Alfarería del período Neolítico (IV milenio – siglo XVIII)
Entre los diversos pueblos y asentamientos que conformaron la antigua China, algunas de las civilizaciones del norte destacaron en el desarrollo y la práctica de la alfarería, esto sería una constante en la historia del país.
Los objetos que trabajaron fueron diversos, entre estos hubo trastes y utensilios empleados principalmente con fines funerarios y como parte de sus rituales. Solían decorar estos utensilios con trazos geométricos y líneas, sin embargo, algo sorprendente de estas primeras manifestaciones fue su interés por representar seres vivos. Existen registros de que llegaron a estilizar rostros humanos y plasmar su entendimiento de estos en las vasijas, vasos y platos. También llegaron a representar animales como serpientes, caballos y peces, el trazo y las figuras eran sintéticos, casi primitivos.
Dichas características no le quitan mérito a cada una de estas manifestaciones ya que desde milenios antes de Cristo, los chinos ya destacaban en su capacidad de observación, el interés en su entorno y sentido estético, puesto que incluso se preocuparon por poseer diversos pigmentos para expresarse. En estos primeros pasos, poseían colores simples que podían obtener fácilmente de la naturaleza, como el color negro, el rojo y el blanco.
La Edad de Bronce (Siglo XVIII – III a. de C.)
No tan al norte del país y un poco más ubicados hacia el este, otros pueblos se centraron en el trabajo del bronce. Cerca del Río Amarillo estos objetos de bronce obtuvieron un interesante desarrollo como los objetos de cerámica de sus vecinos del norte. Los motivos ornamentales y la decoración en los objetos comenzaron a hacerse presentes.
Se comenzaron a preocupar por el diseño en estos utensilios y el valor de estos cobró un carácter cultural, es decir, se volvieron conscientes de la importancia que les daban a estos objetos dentro de sus practicas ceremoniales y religiosas, así que desarrollaron mayor interés en la elaboración de estos.
La Edad de Bronce se dividió en dos períodos, primero hablaremos de la Dinastía Shang (c. 1766 – 1122 a. de C.), después el período Anyang (siglo XIV – XII a. de C.) y sus respectivas características.
Durante el período Shang, destacaron los artículos de bronce. La utilidad de estos objetos varió según la etapa de este período y para mediados de este, los Shang ya se habían establecido como un pueblo chino en su totalidad y gozó de un buen desarrollo de la mano de reyes guerreros y la práctica de ceremonias y rituales elaborados para los que se fabricaban estos objetos de bronce. No solo elaboraron utensilios de bronce, también trabajaron el jade en menor medida y llegaron a realizar figurillas de animales, principalmente perros y caballos.
En el período Anyang hubo una diferencia entre los estilos que manejaron y estos definieron la utilidad de los objetos. Por un lado, fabricaron utensilios de carácter representativo, eran sencillos y con ciertas intensiones expresivas dentro de su diseño ya que no solo elaboraron vasijas de bronce, también crearon máscaras con aspectos animales y expresiones humanas. El segundo estilo constó en figurillas estilizadas de animales y vasijas con rasgos distintivos como franjas entorno a sus bordes. En este estilo se presentó una considerable riqueza en los relieves de manera intencional, la textura en las superficies no comprometió la calidad de los objetos.
Por otra parte, en ese estilo del período Anyang surgieron vasijas de carácter zoomórfico, es decir, los animales no eran estatuillas sencillas, sino estaban fusionados o compartían parte de su cuerpo con las cavidades que conforman las vasijas. Sin embargo, si existieron estatuillas más sencillas, aunque estas solían trabajarse más en jade.
Período Han (206 a. de C. – 221 d. de C.)
Este fue tal vez el período más rico y prolífico en cuanto al desarrollo de las artes. En la arquitectura, se comenzaron a levantar murallas las cuales serían la base y antecedentes de lo que más tarde conoceríamos como la Gran Muralla China. A su vez, los principios de lo que más tarde sería la tradición en la arquitectura comenzaron con la dinastía Han, pese a que no consideraban esta disciplina como un arte.
Los Han aún así tuvieron aportaciones importantes para la arquitectura, como la aparición del ladrillo de barro y las losas de cerámica.
El pueblo chino experimentó por primera vez una unificación del territorio como nación-estado y eso influenció en su concepción de las artes y el papel que estas tuvieron en su sociedad. La pintura comenzó a considerarse como una expresión artística y las manifestaciones de esta gozaron de retratos realizados con una muy buena calidad, riqueza en el color y líneas muy orgánicas.
La pintura tuvo temas más allá del retrato, también se realizaron representaciones tanto del mundo natural como de la concepción que tuvieron los chinos del mundo cósmico y la calidad del dibujo comenzó a ser una preocupación para esta disciplina, ya que se apreciaba siempre que el trazo tuviese un carácter libre y seguro. Tales criterios surgieron a partir de la filosofía y los principios de la erudición confuciana, los cuales aplicaron primero a la caligrafía, entonces al relacionar la búsqueda de una buena calidad en el trazo y el uso del pincel, eventualmente se aplicaron a la pintura. En este período, la caligrafía es considerada como “escritura dibujada”.
La caligrafía fue categorizada según el uso que se le daba y llegaron a haber hasta 4 tipos diferentes, algunos eran usados para elaborar sellos y otras como la de “amanuenses” que fue más expresiva y dibujada.
Los Han también aportaron avances en el tejido y este se convirtió en algo importante para ellos, ya que lograron perfeccionar el hilo de seda. Por otra parte, las vasijas de jade tuvieron un enfoque más utilitario, sobre todo después de mejorar el diseño de estas y agregarles incrustaciones de piedras preciosas. Al cambiar el uso de las vasijas, las tradiciones funerarias también cambiaron un poco, la presencia del arte en este ámbito se centró más en la aparición de pinturas en estandartes para decorar las tumbas. Sin embargo, ese no fue el último cambio que tuvo la pintura, también apareció la pintura mural para finales de este período, solo que esta se presentó exclusivamente en templos budistas.
Dinastías del norte y del sur (22 – 581 d. de C.)
Al caer la dinastía Han, China vuelve a separarse y esta vez se organizó entre el norte y el sur. El norte no tuvo muchos aportes considerables, sin embargo, continuaron desarrollando las pinturas murales en los templos budistas, las esculturas y la expresión se mantuvieron enfocadas en el arte sacro.
Por otra parte, el sur de China sí tuvo unos cambios más destacables y también se enfocaron en la pintura. En esta, los principales temas fueron las escenas cortesanas y el retrato. Su preocupación por la pintura llegó hasta el punto de la necesidad de criterios para evaluar si eran buenas pinturas o no, entonces crearon el tratado “Ku Hua P’in Lu” en el que se especifican las características que debe poseer una pintura para ser apreciada y considerada como buena. Estos criterios fueron: la resonancia del espíritu, es decir, una pintura debía de tener suficiente vitalidad en ella como para conmover; maestría en la cánula de hueso, los artistas debían de ser altamente habilidosos con el pincel y la técnica para usarlo; correspondencia al objeto, significa que lo representado debe de tener tanto la forma como los colores correctos; colocación y planeamiento, el arreglo entre el balance de los objetos y la composición debía de tener armonía; y finalmente, la transmisión, era importante que la obra pudiese copiarse y reproducirse.
En cuanto a la alfarería, hubo preocupación por avanzar en un sentido más técnico y productivo, no se preocuparon tanto por el diseño como tal. Desarrollaron mejores hornos y elaboraron buenos esmaltes, un logro destacable fue la aparición del esmalte verde.
Dinastía Tang (618 – 906)
En esta etapa, la porcelana florece y alcanza una muy buena calidad, aunque todavía no manejaban una variedad amplia en los colores que podía aplicarle a las piezas.
Por otro lado, la pintura también gozó de un buen desarrollo y el impulso de este ya que el mecenazgo tuvo bastante interés en esta disciplina. Las pinturas budistas y el retrato fueron muy importantes, pero destacó la belleza y el dinamismo que se supo aplicar en las pinturas donde representaron animales como caballos y dragones. A mediados de este período, surge la pintura paisajista.
Otros avances que aportó la dinastía Tang, fue el trabajo de oro y plata en la metalurgia, el desarrollo de la laca y su aplicación a las artesanías como pinturas y el uso exclusivo de la tinta sobre trozos de seda para realizar pinturas.
Período de las Cinco Dinastías (907 – 960)
Durante este período hubo mucho interés por la pintura de paisaje. En comparación con la pintura paisajista de la dinastía Tang, en estos años se disminuyó la importancia y el tamaño de la figura humana en las pinturas, las escenas eran increíbles representaciones de la majestuosidad de la naturaleza y esto lo plasmaron en obras de gran formato.
Las obras de gran formato fueron una novedad y las que trataron específicamente de paisajes con montañas fueron denominadas “composiciones maestras de la montaña”.
En cuanto a la porcelana, desarrollaron la porcelana más fina de su momento, creando las bases de lo que sería la porcelana para las ceremonias de té, también las diferencias entre las piezas adecuadas para juegos de té elegantes y las piezas lo suficientemente delicadas para el vino.
Dinastía Teh Sung (960 – 1279)
Esta dinastía comenzó a preocuparse seriamente por el concepto de elegancia y cómo aplicar este en las artes. El enfoque que tuvieron se basó en el gusto sobrio y la sensibilidad practicada por los estudiosos confucianos nuevamente. No obstante, quienes gozaban de mayor riqueza, buscaban demostrarlo mediante la ostentosidad de sus pertenencias como ha sucedido a lo largo de la historia en cualquier parte del mundo.
Las bases en la cerámica y la alfarería para los juegos de copas y teteras destinados a la ceremonia del té encuentran por fin su máximo esplendor y surge una tradición en la estética necesaria para estos.
Las pinturas paisajistas de gran formato vieron cambios drásticos, ya que no solo se redujo el tamaño de estas, también se cambió la vista que ofrecían. Mientras en el período pasado las pinturas abarcaban lo más que se podía del paisaje a la vista, en la dinastía Sung la pintura se enfocó en partes muy específicas de este, es decir, se cambia la vista de múltiples montañas, ríos y árboles por una solo rama de árbol. Lo que buscaban transmitir con esto no fue solo la sobriedad del gusto predominante, también se consideró importante lo bien que llegaran a plasmar los artistas su compresión del mundo natural.
Durante esta dinastía los artistas gozaron de la creación de una academia que los ponía a la par con los estudiosos filósofos, otorgándoles la oportunidad de ser recipientes de honor dentro de la cultura china. Con el tiempo, la pintura vio cambios en la composición y la técnica, creándose el concepto de “disposición de una sola esquina” que consta en que la obra parece surgir y centrarse en un punto específico de los bordes de la tela.
Otros cambios que vería la dinastía Sung, sería la redirección del interés de los artistas. Por más que el gusto en este período se centró en lo sobrio y basado en la filosofía taoísta, el artista poco a poco se fue convirtiendo en un romántico que buscaba plasmar otros sentimientos en las pinturas. También apareció la “técnica del hachazo” que constó en una pincelada rápida pero controlada cuya apariencia es bien representada por su nombre. Con el fin de lograr mejores efectos y texturas, los rollos de seda son sustituidos por el papel, lo cual enriqueció a la técnica de la tinta y la expresión que buscaban los artistas.
Finalmente, se establece la tradición que regiría a la pintura china por los siguientes siglos y sus características, entre estas: la sensibilidad, la autoconciencia (los artistas competían entre ellos y consigo mismos), el refinamiento de la técnica, la preocupación por la calidad, el romanticismo, la elegancia, la riqueza en texturas y la expresión de sutil melancolía.
Si has llegado hasta este punto del artículo, te agradecemos habernos acompañado en un viaje tan cargado. La historia del arte chino ciertamente es una de las más ricas y llenas de aportaciones importantes para considerar. Esperamos haber compartido de manera agradable la información y les invitamos a seguir leyendo esta serie de artículos sobre arte asiático. En la siguiente entrega terminaremos el tema del arte chino y hablaremos de las influencias que llegaron a Corea desde China, marcando pautas en sus expresiones artísticas.
Fuente: Historia del Arte - el arte en el continente asiático.