Mucho se habla de las injustas ejecuciones públicas a las brujas, pero, así como esas mujeres fueron caprichosamente señaladas y sentenciadas a muerte, hubo otro tipo de rumores y leyendas que significó torturas a víctimas inocentes. Estamos hablando del vampirismo y el arte tan macabro e interesante que surgió en las tumbas y mausoleos de quienes se creían que eran vampiros.
Origen de los vampiros
Es difícil decir con certeza cuándo fueron originadas las historias sobre vampiros ya que diferentes culturas tienen su propia versión de estos seres no muertos. Sin embargo, se sabe que, a partir del siglo XVIII circularon múltiples leyendas en el centro y Este de Europa, acerca de los vampiros y cómo identificarlos.
Incluso hubo enfermedades completamente reales que la histeria colectiva terminó por retorcer y convertir en vampirismo. Muchas personas con enfermedades reales, deformidades o ciertas discapacidades eran llamados vampiros, lo cual terminaba en torturas y muertes horribles para ellos. La historia del vampirismo es más extensa de lo que parece, por ello, nos vamos a enfocar en las ideas que llevaba a la gente a hacer especiales las tumbas de aquellos que acusaban como vampiros.
Simbología en Mausoleos y tumbas
Al ser entidades no muertas, era un reto para la imaginación del siglo XVIII concebir formas de terminar con la vida de estos seres, por lo que las torturas y las sepulturas fueron procesos que hoy en día aun nos sorprenden por la crueldad y el sin sentido que las caracteriza. Un buen ejemplo serían las estacas en el pecho. Muchas de las características que podemos encontrar en las sepulturas de vampiros – estacas en el pecho, cuerpos decapitados, encadenados, volteados boca abajo, entre otros – surgieron con la intención de no permitir a los vampiros salir de sus ataúdes una vez enterrados, puesto que se tenía la idea de que aun después de todos los rituales con los que los torturaban y mataban, estos volverían a la vida.
Finalmente, se debía evitar que estos pudiesen escapar, por lo que se hacía hasta lo imposible para impedir que ellos abrieran sus tumbas y que algún saqueador de tumbas los dejara salir sin saber qué hacía. Por ello, las tumbas de los aludidos vampiros eran particulares.
Estas contaban con marcas, esculturas y otros elementos que las separaban del resto e indicaban a quienes las vieran, que ahí, estaba contenido un vampiro.
Estos elementos eran bastante gráficos, algunos eran parte de la historia – o lo que imaginaban – de la vida del difunto y sus actos como vampiro. Hay esculturas en las que se ven cabezas feroces con colmillos prominentes y orejas puntiagudas.
Hay símbolos con los que se relacionan a los vampiros también, como murciélagos, cabezas de lobos, calaveras y hasta antorchas invertidas. Cabe destacar que estos elementos son los que se sabe que se pueden encontrar específicamente en el cementerio Père-Lachaise de París, Francia.
Cementerio de Pere- Lachaise en Paris
Este cementerio es famoso no solo por la cantidad de importantes personalidades que descansan ahí – como Eugène Delacroix, Chopin y Oscar Wilde – también es variado en cuanto a las religiones de quienes descansan ahí, prácticamente no discrimina a paganos. Entre los mausoleos que se pueden encontrar ahí, los que se pueden identificar como “de vampiros” tienen de los mejores trabajos arquitectónicos y escultóricos del lugar, incluso algunos son el origen de leyendas vampíricas y no el final.