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Arte perdido en la guerra
Artículos | 14 DIC 2020 Por Valeria Correa

A lo largo de la historia, diversas guerras han afectado la fragilidad humana, perdiendo estructuras de poder e incontables vidas, y marcando un espíritu de antes y después de cada conflicto, para dar lugar a uno nuevo. 

Pero a veces hay cosas que no se resuelven con el tiempo. Y durante el peor conflicto bélico de la humanidad, la segunda guerra mundial, las vidas no fueron lo único que se perdió para siempre. El patrimonio cultural y los años de historia contados a través de este no se podían dejar ir sin consideración alguna, por lo que se creó un grupo de especialistas del arte, curadores, arquitectos, entre otros que se comprometieron con la increíble misión de procurar la seguridad de la mayor cantidad posible de monumentos, esculturas, pinturas y edificios. Conformados por un total de 200 hombres sin experiencia militar alguna, estos hombres pasaron a la historia como "The Monuments Men".

Las fuerzas alemanas habían robado una gran cantidad de arte a diversos países, tanto de museos como de colecciones privadas de judíos, para crear el museo con la más grande colección de arte en el mundo, el Museo del Führer. No había un estricto criterio para el robo de las obras, pero no todas corrían con la misma suerte en la selección del líder Nazi. Muchas pinturas de artistas modernos, como Picasso, simplemente no eran del agrado del Führer y el destino de éstas era acabar destruidas. Las obras seleccionadas eran escondidas por el ejército alemán en diferentes locaciones. Varias de estas fueron descubiertas por los Monuments Men, quienes también tuvieron la tarea de señalar los edificios y monumentos que no debían de ser bombardeados por los aviones aliados, por ser patrimonio de la humanidad.

Pese a que se recuperó una gran cantidad de obras, un numero considerable de estas siguen perdidas, otras no han podido regresar con sus legítimos herederos y varias fueron definitivamente destruidas. Tal fue el caso de la colección de arte de más de 400 pinturas en la torre Flakturm Friedrichshain. Dicha colección fue incendiada cuando los Nazis perdieron la guerra en 1948, las 417 obras que estaban ahí se perdieron y de varias solo se sabe de su existencia por registros, mientras otras cuentan con fotografías que nos dejan un poco más con qué recordarlas, sin embargo, es imposible no pensar en el increíble valor de estas. En esta tragedia para el mundo del arte, fueron destruidos cuadros de Caravaggio, Goya, Rubens, Van Dyck, Friederich, maestros italianos del Renacimiento, artistas holandeses, entre otros. Es incluso natural asumir que las vidas humanas valen mas que un cuadro de pintura, pero ellos también tenían muy claro el valor de años de cultura, logros e historia que no se va a repetir y que es imposible de estimar.

Sin embargo, no todo en la misión fue una tragedia, entre los logros del pelotón, es destacable el hallazgo de una colección de más de 6,000 obras en el castillo de Neuschwastein en Alemania, la recuperación de objetos valiosos en una mina de Austria y la labor de devolver cada artículo al país que fue su hogar.

Hoy en día podemos ver una pintura y preguntarnos en su valor, su significado, el nombre de su autor y quizás en su fecha de creación, pero la historia antes y después de haber sido realizada, de haber llegado a manos de un coleccionista o a los salones de algún museo, es un poco más difícil de considerar. La historia de famosos robos y desapariciones como la Mona Lisa de Da Vinci, podrían opacar otras historias aún más apasionantes, consecuencia del mismo robo Nazi al patrimonio artístico de Europa; por eso es importante reflexionar en que si no se hubieran recuperado obras como el Políptico de Gante y el famoso retablo de los hermanos Van Eyck, muy pocas personas las conocerían, y una cantidad menor las hubiera podido ver en persona.

Y después de todo, es aún más difícil imaginar cómo sería el presente si ninguna se hubiese recuperado. Imaginar el trabajo de los maestros del Renacimiento cuando vemos sus obras es algo que va de la mano con textos, series y películas, y tal vez por ello sea sencillo para nosotros recrear y valorar esa experiencia en parte porque es algo maravilloso que fue realizado mucho tiempo atrás; sabemos que la persona que lo realizó no volverá y aunque se replicara su trabajo, nunca se podrá sustituir al original.  Es de ahí que debemos considerar que la pérdida de las esculturas, pinturas y demás artículos perdidos en la guerra nos debe llevar a reflexionar en el valor que le podemos dar al patrimonio que tenemos en la actualidad, ya que en la historia de la humanidad, ya nos dimos la oportunidad de perder el trabajo de grandes maestros del quattrocento, del cinquecento, del Barroco y muchos más. 

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