En estos artículos queremos compartir algo parecido a una lista ya que los artistas que serán mencionados, los dividiremos en dog person y cat person, esto para presentarlos conforme a los animalitos que más amaron en sus vidas, o los que tuvieron más presentes. Sin embargo, varios de los artistas tuvieron tanto gatos como perros y no mantenían un favor exclusivo a alguna de estas especies.
El primero entre los dog person, es el ilustrador estadounidense Norman Rockwell. Conocido por crear obras que representaban la cotidianidad de la vida en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. En sus escenas donde las familias de clase media eran las protagonistas, uno de los personajes más importantes, fue el mejor amigo del hombre. Así como su fiel canino lo acompañaba en su estudio, en las vidas de sus personajes tampoco faltaba un buen perro descansando o vigilando a su familia.
El siguiente es René Magritte. Uno de los surrealistas más famosos y celebrados solía posar seguido en fotografías con sus perros y tanto él como su esposa eran grandes amantes de los perros. No solo tenían varios perros simultáneamente, también los llevaban a todas partes con ellos.
En 1965, aerolíneas belgas tuvieron que hacer una excepción por Magritte y permitirle viajar con sus perros a Nueva York, ya que él se rehusaba a viajar sin ellos y hasta amenazaba con cancelar una exposición de retrospectiva que presentaría en el MoMA.
Se dice que el dolor de perder una amada mascota deja un vacío que solo puede llenarse amando de nuevo a un peludito. Esto no quiere decir que sean reemplazados, sino que damos la bienvenida a nuevos compañeros de vida que pueden disfrutar del amor que vivieron los anteriores y Georgia O’Keefe pasó por esta experiencia. La artista solía vivir aislada en un rancho con amplias llanuras y paisajes montañosos, recibía visitas, pero la mayoría del tiempo eran ella y su fiel Poodle. Cuando su pequeño amigo falleció, unos vecinos le regalaron un par de Chow Chows a la artista para impedir que cayera en la completa soledad. Estos no solo la salvaron de la tristeza, también se ganaron todo el amor de O’Keefe, quien hablaba de ellos con gran cariño.
Una de las pocas razas de origen mexicano es el famoso y antiquísimo Xoloitzcuintle. Un ejemplar de este llamativo guardián azteca tomó su lugar en el corazón de una de las artistas mexicanas más famosas a nivel mundial, Frida Kahlo. Ella solía rescatar animales de diferentes especies y dejarlos libres en su propiedad, tuvo monos, pájaros, gatos y más. Sin embargo, entre todos estos, su querido perrito fue uno de los más amados. Este fue llamado Señor Xólotl y llegó a ser inmortalizado en las pinturas de Kahlo, una de ellas fue “El abrazo de amor de El universo, la tierra (México), Yo, Diego y el señor Xólotl”.
El último amante de los perros que presentamos también es el primero entre los artistas amantes de los gatos. Se trata de Picasso, primero queremos compartir la genial historia que tuvo con Lump, su dachshund. El perrito no era originalmente de Picasso, pero tenía mucha personalidad y él mismo decidió quedarse con el pintor después de conocerlo, por parte del artista, también fue amor a primera vista. La personalidad de Lump maravillaba a Picasso y lo pintó sin falta en sus versiones de Las Meninas que hizo como homenaje a Velázquez. Lump fue el ultimo compañerito de Picasso y ambos fallecieron en 1973 con solo unos días de diferencia.
La suerte de Picasso para encontrarse con maravillosos animales no había iniciado con Lump, ya que uno de sus gatos le devolvió tanto amor como Picasso le pudo dar. El pintor tuvo varios gatos, pero entre estos destacó Minou. Este gatito fue recogido de la calle y acompañó a Picasso durante su período azul. En esos años, Picasso no solo estaba deprimido, también tenía dificultades para vender sus obras y vivir el día a día. Las dificultades superaron al pintor y al encontrarse incapaz de proveerle lo básico al felino, lo dejó ir para que buscara una mejor vida.
Minou era más inteligente de lo que tal vez Picasso se haya imaginado, porque no solo regresó a casa después de un tiempo, también llevaba consigo comida que decidió compartir con su dueño. Obviamente, Picasso no pudo volver a dejar ir a su querido amigo.
Ya que mencionamos a Minou, hablaremos de los artistas que amaron a sus gatos, sin embargo, eso quedará para la segunda parte de este artículo.