Cuando se piensa en cuerpos desnudos viene pronto a la mente una idea de erotismo, pero no siempre es así. Muchos desnudos y semidesnudos del arte están lejos de esa finalidad, como ocurre con el enorme cuadro La Libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix, donde la mujer que alegoriza esa condición humana muestra los senos al aire, lejos de manifestar una condición sensual.
Aunque el desnudo fue durante siglos un tema constante del arte occidental no podía representarse sin justificación. Era indispensable que el personaje proviniera de un tema bíblico, mitológico, de la historia grecorromana o que personificara una alegoría. Tenía que tratarse de Adán y Eva, de Betsabé, Venus, Diana, Friné, Lucrecia o de alguna alma mater (madre nutriente) como la Libertad de Delacroix. En algún momento se agregó la representación de gente perteneciente a lo que para Europa eran pueblos exóticos, es decir, los nativos de los territorios americanos, africanos y del Océano Pacífico.
Cuando ya avanzaba la modernidad los desnudos abarcaron a anónimas mujeres del pueblo (aunque se tratara de una noble conocida como en La maja desnuda, de Goya, que era en realidad la Duquesa de Alba) así como a odaliscas y mujeres de los harenes musulmanes. Ambos fueron recursos socorridos en el siglo XIX hasta que todo pretexto desapareció con El desayuno sobre la hierba, de Edouard Manet, donde la desnudez de la mujer que acompaña a los jóvenes vestidos carece de razón evidente.
Bajo esa circunstancia de apertura trabajó el principal pintor yucateco del siglo XIX, que fue Juan Gamboa Guzmán, que durante su estancia en París realizó en lápiz grafito varios bocetos de desnudos, sobre todo masculinos, que llegaron a nuestros días y se encuentran en colecciones particulares. Esos trabajos formaban parte de la preparación de todo pintor que cursara estudios formales.
También se conserva un desnudo al óleo, donde la joven mujer es vista de las caderas para arriba, en una sensual torsión del cuerpo que no deja ver el rostro en su totalidad. Una fotografía de ese cuadro apareció como ilustración de un artículo de Eduardo Urzaiz en una revista de 1917 y el óleo fue expuesto al público en 2011, facilitado por su actual propietario. En ese artículo de Urzaiz también se incluye otro cuadro donde una mujer aparece igualmente de la cintura para arriba pero cubriéndose los pechos. El paradero de esta obra al igual que otras de Gamboa Guzmán es desconocido.
Aunque en Yucatán se enseñó a pintar modelo desnudo y se pintaron, dibujaron y esculpieron obras de desnudo, tuvieron que pasar décadas para que este tema se expusiera libremente en los recintos culturales, sin prohibiciones ni escándalos. Por suerte, hemos contado y seguimos contando con pintores, escultores y fotógrafos yucatecos que han dado muestras notables del desnudo.