*Advertencia: Este artículo contiene imágenes sobre asesinatos, decapitaciones y suicidios. Se recomienda discreción.

Hoy en día el feminismo es un movimiento social y filosófico cuyas propuestas buscan reconocer la realidad que vivimos las mujeres, y cada vez es más frecuente encontrar propuestas artísticas donde el discurso feminista se encuentra retratado. En el arte feminista podemos encontrar demandas sociales, injusticias y denuncias, pero esta temática en la historia del arte sigue siendo relativamente “nueva”; la mayoría de las propuestas surgen a partir del siglo XIX.

Sin embargo, en el siglo XVII existió una mujer que desafió los estándares del arte de la época, pintando obras sobre mujeres poderosas en tiempos en los que las mujeres ni siquiera tenían permitido pintar. En este artículo exploraremos la obra de Artemisia Gentileschi, una artista del barroco, que además de ser una de las pocas mujeres pintoras que se conocen de la época, es conocida por pintar obras con temas de feminismo, acoso sexual y muerte.

¿Quién era Artemisia Gentileschi?

Nacida en Roma en 1593, Artemisia Gentileschi fue la mayor y única hija de Orazio Gentileschi, un pintor florentino. Fue en el taller de su padre que Artemisia aprendió a pintar (una actividad que era poco común en las mujeres de la época) y desde muy joven aprendió a realizar obras de gran calidad y detalle, participando activamente en las actividades del taller. Una de sus principales inspiraciones es Caravaggio, de quien toma el estilo tenebrista para retratar escenas bíblicas y mitológicas con un característico claroscuro.

Un evento que marcó profundamente la vida y obra artística de Artemisia fue la violación sexual que sufrió a los 18 años. Contratado por Orazio para trabajar en el taller, Agostino Tassi, un pintor paisajista romano, aprovechó la confianza de la familia para violar a Artemisia. Un año después, la artista reunió el valor necesario para denunciarlo, pero nuevamente fue víctima, esta vez de la sociedad y el juez, quienes insistían en creer que se había tratado de una relación consentida. Finalmente, Tassi fue declarado culpable, pero su sentencia se limitó a ser exiliado de Roma.

Después del juicio, Artemisia se casó con el artista Pierantonio Stiattesi y se trasladó a Florencia donde se convirtió en la primera mujer en ingresar a Academia de Artes y obtuvo clientela internacional. Artemisia gozó de fama en vida entrando al círculo de artistas de los Médici, y recibió encargos de los reyes Felipe IV de España y Carlos I de Inglaterra. Finalmente, Artemisia falleció en Nápoles en 1653 y por varios siglos su nombre quedó en el olvido hasta mediados del siglo XX que se comenzó a investigar sobre su vida y su obra.

Artemisia y su arte

El arte de Artemisia se caracterizó por redefinir el rol de la mujer. En sus obras, las mujeres toman son heroínas o víctimas con posturas protagónicas, desafiando el estatus de musas al que se le atribuía a las mujeres representadas. Sus obras ofrecen una perspectiva femenina y cruda de varias escenas bíblicas y de mitología que se acostumbraban a pintar. Por ejemplo, en obras como “Susana y los viejos”, Artemisia retrata una joven asustada que busca evitar a 2 ancianos que le piden tener relaciones sexuales con ellos. La propuesta de Artemisia de esta alegoría bíblica contrasta fuertemente con la obra de otros artistas masculinos en las que Susana es representada como una mujer coqueta y seductiva que parece buscar la atención de los ancianos.

Después de haber sufrido la violación y el juicio, Gentileschi encontró en su arte una forma de vengarse de las injusticias que vivió en carne propia. Ejemplo de esto es su cuadro de Judith decapitando a Holofernes, una historia bíblica en la que Judith libera al pueblo de Betulia tras decapitar al general Holofernes. En el cuadro se ve cómo el rostro fruncido de Judith lleva a cabo su tarea con determinación y sin remordimiento alguno, mientras Holofernes parece emitir un grito ahogado de su sufrimiento. La escena es incómoda y violenta, demostrando una fuerte carga de odio y rencor que la artista vivió en carne propia.

Otra obra similar y menos conocida de Gentileschi es la de “Jael y Sísara”. En la biblia Jael es reconocida como una heroína que lleva a cabo el asesinato de Sisara, el comandante del ejército de Canaán que buscaba invadir Israel. En la obra de Gentileschi, a Jael se le ve calmada y decidida a clavar la estaca en la sien del dormido Sisara, tal como se relata en el Antiguo Testamento.

Gentileschi también retrató en sus obras tragedias de personajes femeninos. Llegó a pintar los suicidios de Cleopatra, quien eligió ser envenenada por una serpiente para no ser humillada y asesinada por el ejército romano, y de Lucrecia, personaje histórico de la Antigua Roma que se clavó una daga en el pecho ante el sufrimiento de haber sido violada por el príncipe, y cuyo suicidio desató la caída de la monarquía romana. Incluso en estas piezas, podemos encontrar que Gentileschi seleccionaba historias en las que las mujeres eligieron su propio fin antes que ser víctimas de las circunstancias, y cuyas muertes tuvieron un profundo impacto en la historia de la humanidad.

Como podemos ver, Artemisia elegía relatos en donde las mujeres son personajes determinantes que producen un cambio radical en la historia y la sociedad, algo contrastante para la realidad que la artista vivía en donde las mujeres tenían muy poca participación en oficios, política y en muchas otras esferas de la sociedad. “Corisca y el Sátiro”, “Danae”, “Esther ante Asuero”, “Betsabé”, “Aurora” y más, son otras obras de Gentileschi en donde las mujeres son figuras clave, y con su talento, Gentileschi invitaba a su público y sus mecenas a reflexionar sobre cómo las mujeres también somos figuras importantes dentro de la sociedad que podemos reescribir la historia.

Con información de BBC y El País.