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La Ruptura; la corriente que finalizó el muralismo mexicano.
Artículos | 23 JUN 2020 Por Valeria Correa

Después de la revolución mexicana, los artistas buscaron y manifestaron durante varios años los ideales y la estética que consideraban necesaria para el país. De estas ideas surgieron movimientos como el muralismo en el que los grandes maestros Rivera, Orozco y Siqueiros se expresaron desde un pensamiento de nacionalista, costumbrista y de izquierda, el cual formó las bases del arte mexicano que predominó hasta mediados del siglo XX.

En la década de los 50’s, los artistas que más tarde conformarían el grupo de La Ruptura, decidieron que las ideas de la antigua escuela estaban demasiado gastadas y obsoletas, y retrasaban el progreso del arte en México. Es así como tanto mexicanos como extranjeros ejerciendo en el país, comienzan a enfocarse en un arte diferente, con un discurso menos nacionalista, y si bien el muralismo y la pintura continuaron siendo importantes, la escultura y la instalación encontraron su lugar en las propuestas más vanguardistas de los artistas de la ruptura, quienes como su nombre lo indica, buscaban romper con esa antigua idea de lo que debía ser el arte en México, deshacerse de las casillas de una sola estética y experimentar de manera más libre con distintas corrientes e influencia en las corrientes europeas.

Si bien hay nombres que se mantienen presentes durante los registros de los acontecimientos de este movimiento, no hay una lista definitiva de los integrantes “legítimos” o fundadores de La Ruptura. Sin embargo, hay una constante en la aparición e importancia de Rufino Tamayo, siendo él quien prácticamente llevara el estandarte de la vanguardia al frente de este movimiento, volviéndose casi un ejemplo para los participantes de esta generación. Entre otros nombres que resuenan dentro de la historia del grupo se encuentran Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, Pedro Coronel, Lilia Carrillo, Beatriz Zamora y Fernando García Ponce.

Los artistas de este movimiento no se identificaban como un grupo formal, ya que, aunque se frecuentaban entre sí, se reunían a discutir ideas y hacer deportes, cada uno buscaba su propio orden y no tenían un manifiesto en el cual La Ruptura definiera su arte. La característica principal que los unía era la búsqueda de su propio arte, y es por ello que las obras de estos artistas son increíblemente variadas en estilo y temas, yendo desde lo social a lo psicológico, creando un discurso en la obra a través de diversos recursos, siendo la variedad de los materiales una característica destacable entre estos.

En pocas palabras, La Ruptura se caracterizó por ser el momento histórico en el arte de México en el que diversos artistas se decidieron a buscar la libertad en su arte, cada uno con su propuesta, pero acompañando al resto en el camino hacia el progreso, la diversidad y la experimentación en el discurso, haciendo a un lado la estética de la escuela ya establecida y aceptada antes que ellos, donde el arte de México se movía en una sola dirección, limitando la verdadera labor y creación creativa de los futuros artistas.

Fuentes: laalgarabia.com, laruptura.org, revistaimagenes.esteticas.unam.mx y revistaindustria.com.mx 

Imágenes: obras de Beatriz Zamora, José Luis Cuevas, Kazuya Sakai, Lilia Carrillo y Rufino Tamayo.

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