Conforme avanza la tecnología también cambia el arte y las formas de consumirlo. El encuentro de estos mundos nos ha dado increíbles experiencias en los últimos años, desde la digitalización de colecciones de arte (como hacemos en Hartii), hasta los recorridos virtuales en los recintos de arte más importantes del mundo; pero existe otra experiencia que nos permite vivir las exposiciones de arte de una forma diferente: las muestras inmersivas.
Estas muestras son un tipo de instalación que permite experimentar las obras de arte pictórico más allá de lo visual. Como tal, constan de una combinación de música y pantallas que presentan las obras de arte cobrando vida frente al espectador. Podría ser fácil de confundir con el arte interactivo, pero las muestras inmersivas no necesariamente tienen que ser interactivas y responder a los movimientos o al recorrido de cada persona; es más común que simplemente se repita una secuencia establecida para cada obra.
Ahora bien, ¿por qué están captando tanta atención?
El concepto tradicional de que una exposición de arte consta de recorrer los pasillos de un recinto se ve alterado por la presencia de la música y movimiento en las obras. Es un factor común en estas muestras que la obra de arte cobre vida y se arme desde cero a sí misma, pincelada tras pincelada, creando una experiencia única para cada persona. Otorga una nueva forma de experimentar pinturas que ya conocemos o puede significar un mágico e inolvidable inicio en el mundo del arte.
Estas muestras han sido grandes éxitos alrededor del mundo creando destacables logros como ventas de más de 150,000 entradas desde la preventa. No sería arriesgado suponer que esto se debe en parte por la experiencia inmersiva como tal, pero al mismo tiempo una parte muy importante sería el artista cuya obra se adapta a este formato de exhibición. Artistas que dentro del consumismo tienen un calibre como Van Gogh, Kahlo, Klimt o Monet son los que han destacado en los éxitos que han tenido las muestras inmersivas alrededor del mundo. Considerando que no solo es una experiencia más rica de manera sensorial, también es un redescubrimiento de lo que conocemos, una nueva forma de vivir lo ya visto y disfrutarlo otra vez de una forma completamente nueva.
El impacto que ha creado este fenómeno llevó al surgimiento de discusiones sobre los límites de la virtualidad, sobre si se trata de un enfrentamiento entre el arte y el entretenimiento o una experiencia que mezcla ambos. Lo único que está claro es la influencia y el movimiento que ha creado culturalmente para despertar más atención de las masas hacia el consumo del arte, lo cual esencialmente es positivo, sin embargo, no se descarta la importancia de poder orientar el curso de este fenómeno hacia el camino más positivo posible.