Museos de Holanda protestaron la cancelación de actividades culturales con clases de zumba, servicio de barberías, aplicación de uñas y más.
No es ninguna noticia que desde que inició la pandemia el sector artístico-cultural ha sido uno de los más castigados; al no considerarse una industria “prioritaria”, sus actividades suelen ser de las primeras en restringirse cuando los casos vuelven a aumentar y de las últimas en permitirse su acceso.
Y en las últimas semanas, al igual que el resto del mundo, Holanda ha estado viviendo una fuerte ola de contagios por covid-19 ante la nueva variante ómicron. Esto llevó al país a nuevamente levantar medidas de suspensión de actividades y servicios, como bares, restaurantes, cafeterías, y por supuesto, centros culturales como museos, galerías y teatros. Sin embargo, salones de belleza, iglesias y gimnasios, aún se les permitía operar, lo que generó la inconformidad de varios actores culturales del país.
“Visitar un museo es una visita segura, e igual de importante que visitar un salón de uñas, si no es que más. Así que les pedimos (a las autoridades) que sean consistentes… Hagan las reglas de una forma que sean comprensibles. Actualmente no parece que lo sean.” comentó Emilie Gordenker, Directora del Museo de Van Gogh, a la BBC.
Como forma de protesta pacífica, el pasado 19 de enero, el Museo de Van Gogh, junto con otras instituciones culturales, aplicaron ideas ingeniosas para evitar su cierre sin violar las nuevas medidas implementadas por el gobierno bajo un movimiento denominado “Theatre Hairdresser” (trad: Peluquero de Teatro). En el caso del Museo de Van Gogh, los visitantes podían aplicarse uñas o recortarse el cabello en algunas de las salas de exhibición del museo, en presencia de las obras del famoso artista neerlandés.
“Es torcido que yo si pueda hacer mi trabajo y los del museo no.” comentó Misha, uno de los barberos que participaron en los cortes de cabello adentro del museo. “Mira a tu alrededor; hay demasiado espacio y (sin embargo) la gente puede ir al supermercado con otras 300 personas. Es ridículo.”
Cabe mencionar que estas protestas se llevaron a cabo en distintos puntos de Holanda, en ciudades como Ámsterdam, Rotterdam, La Haya, Utrecht, entre otras. Algunas de las protestas más ingeniosas fueron:
A pesar de que el gobierno solicitó a la población no asistir a estos eventos, la mayoría de las actividades llenaron su cupo máximo en las primeras horas. Gordenker recalcó que a diferencia de las protestas realizadas por grupos antivacunas y antimascarillas, las actividades que se realizaron en estos recintos culturales respetaron las medidas sanitarias como mascarillas, distanciamiento y tomas de temperatura.
Con información de BBC, El Financiero y El Universal.