Últimamente hemos compartido y visto sobre diversos incidentes en Europa, en los que las “víctimas” son obras de arte y la reacción del público en general a estas noticias parece guiarse por cuestiones algo superficiales, es por lo que en este artículo queremos dejar claro desde un principio porqué no vemos estas acciones como vandalismo y explicaremos dicha opinión.
También es importante para nosotros dejar claro que respetamos cada opinión y no por diferir las descartamos, puesto que dichas diferencias son las que hacen nacer los debates y vuelven ricas las discusiones.
Los principales conceptos en los que basaremos nuestra postura son la iconoclasia, el patrimonio cultural y la riqueza histórica en relación con las obras de arte y el activismo. Comencemos.
Vandalismo y ataques a las obras de arte
Uno de los principales aspectos que debemos considerar al momento de separar el vandalismo del activismo, es la magnitud o bien, la presencia de los daños. Utilizaremos como ejemplo unos casos recientes y de los que hemos escrito para comparar y explicar las diferencias.
Primero, el turista que pidió reunirse con el Papa en uno de los museos vaticanos y desquitó su ira contra un busto del museo, destruyendo parte de su rostro y dañando otro en su intento de escape. Podría parecer muy obvio que esto es un ataque a las esculturas que no tenían que ver con su rabia y por lo tanto, es vandalismo contra las obras. Efectivamente lo es, pero ¿qué sucede cuando dos activistas pegan sus manos en La Primavera (1477-1482) de Botticelli para difundir su mensaje ecologista? Cabe la posibilidad de que alguien diga “ambos casos son vandalismo, se están expresando de forma incorrecta y desquitándose con algo que no les pertenece y patrimonio cultural” bueno, al menos tenemos claro el valor del patrimonio, sin embargo, hablemos de los daños.
El turista desfiguró y mandó a restauración dos bustos aleatorios en el museo que tuvieron la mala suerte de estar en su camino y no fueron seleccionados por razón alguna que justifique o comunique algo relacionado a su necesidad de ver al Papa, solo fue un desquite. Por otro lado, La Primavera, no sufrió daño alguno, los activistas pegaron sus manos al vidrio que protege la obra y esta no necesitó de restauración ni cuidados directos, si los activistas hubiesen querido dañar la obra, muy probablemente lo habrían logrado, puesto que en casos pasados de vandalismo, nada detuvo a otras personas de acuchillar, lanzar ácido y destrozar a martillazos otras obras. Es decir, sin daños, no hay vandalismo. Ahora, se han preguntado ¿por qué La Primavera o por qué Lacoonte y sus hijos, o los girasoles de Van Gogh? Eso lo explicaremos a continuación.
La iconoclasia
Según la RAE, una de las definiciones de iconoclasia es “actitud de los que rechazan la tradición heredada y la autoridad de las figuras que representan” de esta forma, los activistas enriquecen su discurso y lucha, involucrando iconos que lo complementen. Es decir, los activistas ambientales no pegaron sus manos a La maja vestida (1798-1805) de Goya, sino a La Primavera de Botticelli, no porque una les guste mas o piensen que es mejor, sino porque perderemos la primavera si no actuamos para detener el cambio climático, si no dejamos de consumir petróleo. Pegaron sus manos en la escultura de Lacoonte en el vaticano porque simboliza como ellos también buscan transmitir un mensaje de advertencia y no están siendo escuchados en sus intentos de evitar daños severos al medio ambiente. Las flores – los girasoles de Van Gogh – no florecerán y la juventud – La chica con el arete de perla de Vermeer – no tendrá futuro, las obras de arte están bien preservadas y cuidadas dentro de los museos bien aclimatados, pero fuera de estos, la gente muere y sufre por el impacto del cambio climático alrededor del mundo y no se está haciendo suficiente para corregirlo.
Es común pensar que “esas no son formas” de manifestarse o de transmitir un mensaje, sin embargo, consideramos que tanto el discurso como su empleo de la iconoclasia es digno de aplaudirse, puesto que involucran las obras y su presencia en instituciones, sin dañarlas en lo absoluto. Para finalizar, le añaden riqueza a la historia del objeto como tal y actualizan las obras de arte que ya solo son vistas en los museos y se consideran inmaculadas e inalcanzables. El hecho de que estas obras aparezcan en las noticias porque se han visto involucradas en un tema de interés social, un escándalo o algo fuera de más estudios sobre si es una pintura sobre otra en el mismo lienzo, hace que más gente se interese en el arte.
Todos los que vemos esas noticias podemos aprender más de activismo, patrimonio cultural, su importancia, iconoclasia y políticas culturales, solo por la curiosidad y los sentimientos que despiertan en nosotros por leer una nota así. Honestamente, incluso los que somos fans del arte no pensamos todos los días en cómo amanecieron Lacoonte y sus hijos o si cada versión de los girasoles de Van Gogh está libre de salsa de tomate. Obras así son parte de un libro de historia o un museo, hasta que nosotros, sujetos de esta época, las traemos a nuestra actualidad involucrándolas en cuestiones contemporáneas, como el cambio climático.