En Río de Janeiro, una ridícula e increíble estafa llegó a su conclusión este miércoles 11 de agosto.
El plan dio inicio en 2020, cuando una supuesta vidente se acercó a Geneviève Boghici para decirle que su hija Sabine tenía una fatal enfermedad y moriría en poco tiempo si no se hacía algo al respecto. Geneviève, viuda de un famoso coleccionista y marchante de arte de Brasil, quien además ya estaba familiarizada con los “trabajos espirituales”, decidió iniciar el proceso de ayudar a su hija quien tenía antecedentes de problemas psicológicos.
En las primeras dos semanas, la víctima ya había transferido cerca de un millón de dólares para el tratamiento de su hija, pero pronto comenzó a sospechar tanto de la vidente como de su hija. Sabine fue aislando a su madre poco a poco de amigos y conocidos, todo con la excusa de protegerse del COVID-19. Sin embargo, Sabine no ponía impedimentos para que la vidente y otros compañeros de ella entraran con libertad a la casa. Entre estas visitas, obras de arte fueron robadas con la excusa de que eran objetos malditos y debían de ser “rezados”.
Mientras más consciente se volvía Geneviève de la estafa, más agresiva se ponía Sabine con su propia madre, a quien llegó a quitarle el teléfono, restringirle comidas y hasta amenazarla con armas blancas como cuchillos. Se llevaron joyas, robaron dinero y más de 142 millones de dólares entre pinturas y esculturas de su colección.
La mayoría de las obras fueron vendidas a galerías de arte, las cuales no sospecharon de la legalidad de dichas ventas puesto que Sabine ya era conocida como la hija de un importante coleccionista. Cuando Geneviève por fin pudo hacer su denuncia, la policía comenzó a buscar sus pertenencias robadas y finalmente este miércoles su hija Sabine y sus cómplices fueron detenidos. En este operativo se encontró una de las obras más valiosas que le robaron a la coleccionista, “Sol Poniente” de la reconocida pintora brasileña Tarsila do Amaral, la cual tiene un valor aproximado de 50 millones de dólares y fue encontrada debajo de una cama en la casa donde tuvo lugar el arresto de los cómplices de Sabine.
Fuentes: BBC Mundo y El País.